miércoles, 23 de noviembre de 2011

siempre

Hay momentos en la vida en que una sola decisión, en un sólo instante, cambia irremediablemente el curso de las cosas... Cuando decides disparar a alguien... Cuando decides quererlo o no quererlo... Cuando decides tirar para adelante... Cuando decides mentir, traicionar, ocultar o cruzar la linea... Esa décima de segundo podrá hacer girar todo al lado oscuro... o inundarlo de luz... Podrá hacer de ti un héroe o un criminal... Podrá llevarte al cielo o al infierno... Pero siempre será un lugar desde el cual no podrás volver atrás...

No es malo tener miedo, lo malo es dejar que el miedo domine tu vida porque entonces no tendrás vida, sólo miedo.

Los sueños se rompen en pedazos cuando se topan de frente con la realidad, porque la realidad, a menudo es radicalmente distinta a como uno cree que es. Las personas no siempre son lo que aparentan ser, ni las relaciones, ni mucho menos los sueños. Y esa realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio. Lo que uno cree que es negro, puede ser blanco, y lo que uno cree que es blanco, probablemente sea de todos los colores del arcoiris. Uno sabe como empiezan las cosas, pero nunca saben como van a terminar.

El miedo es como la familia, que todo el mundo tiene una, pero aunque se parezca ,los miedos son tan personales y tan diferentes…como pueden serlo todas las familias del mundo.
Hay miedos tan simples como desnudarse ante un extraño, miedos con los que uno aprende a ir conviviendo, hay miedos echos de inseguridades, miedo a quedarnos atrás, miedo a no ser lo que soñamos, a no dar la talla, miedo a que nadie entienda lo que queremos ser,
Hay miedos que nos va dejando la conciencia, el miedo a ser culpables a lo que les pasa a los demas, y tambien el miedo a lo que no queremos sentir, a lo que no queremos mirar, a lo desconocido, como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca.
Y hoy he escuchado a un tal Punset en la tele, un señor encantador, que decia que la felicidad es la ausencia del miedo…y entonces….me he dado cuenta de que….ultimamente yo ya no tengo miedo.

El matrimonio es un salto al vacío y, para que todo funcione bien después de la luna de miel, hay que tener siempre los pies en el suelo. Pero creo que ahora nadie valora tener los pies en el suelo, ahora se vive pensando en el momento y eso da mucho mas vértigo.

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