miércoles, 25 de enero de 2012


Me pinto los labios siempre de color rojo para que nunca se borren mis besos, te beso y comienzo a andar, pies pequeños pero firmes, de los que siempre dejan huella aunque no haya barro.
Mis uñas, bañadas en color, decoran el final de mis pequeños dedos, enfundados en unas sandalias de cuero, ya desgastadas de tantas pisadas por las aceras del mundo, que a veces este se me queda pequeño.
También voy con mi flequillo recortado a mi manera y aquellos vaqueros desgastados pero muy mios y esas manos de las que nunca se me caen los anillos, conocedoras de otras manos, que no pierde ocasión de agarrar y una risa contagiosa que exhalo de mi sonrisa y soy incapaz de contener.
En si, con mis labios rojos, con mis diminutos pies, mi pelo, que decora mi cabeza loca, porque no podría ser de otra manera y mis descosidos pantalones y mis manos suaves que todo lo tocan a veces temblorosas y otras indomables… Siguo mi camino sonriente, del que solo me detengo para observar, para bailar o para pegar un salto y es que siendo sincera, me encantaría volver a caminar contigo.

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